CONVOCATORIA: Cualquier persona que sea mayor de edad y viva en Colombia. Que le guste escribir y sepa contar buenas historias. Que le apasionen el medio ambiente, el desarrollo sostenible y, sobre todo, las ballenas jorobadas o yubarta. Enviar un artículo/crónica/reportaje escrito sobre tema medio-ambiental, que sea actual y de importancia para Colombia.
PREMIO: Viaje a Bahía Málaga, en el Pacífico colombiano, con WWF (Fundación Internacional de Conservación) para hacer avistamiento de Ballenas. Publicación del artículo sobre Bahía Málaga y las ballenas el primer domingo de septiembre en las ediciones impresa y digital de El Espectador. Publicación del artículo en el sitio web de WWF Colombia (www.wwf.org.co). Publicación de la versión traducida al inglés del artículo en el sitio web de WWF Internacional (www.panda.org).
Simplemente era la oportunidad de la vida de poder estar aunque sea por corto tiempo, con personas de una organización mundial de conservación. (mi sueño eterno desde niño). Los espacios naturales no turísticos, la ecología y preservación de hermosas sonrisas de nuestros litorales en proceso de extinción son mis grandes pasiones (así como los fríjoles de doña Flor, mi mamá) No había otra oportunidad distinta a ésta y entre mis propósitos a corto plazo la incluí.
FALLO del JURADO: William Castaño Arboleda, con su historia MALAGUEÑA será la persona que acompañará a expertos de la WWF en su salida de campo.
Sobre esta entrada, MALAGUEÑA, la historia de una ballena en su recorrido desde la Antártida hasta aguas colombianas para parir a su cría. (Mi crónica enviada al concurso) En la segunda parte, FESTIVAL II, un recorrido fotográfico sobre el viaje mezclado con la crónica enviada para la publicación en El Espectador. Y en la última parte, FESTIVAL III, información general sobre las Ballenas Jorobadas y los cubrimientos de este trabajo en prensa.
Así que de una vez, bienvenidos. Espero que al final, la conciencia de conservación y amor por éstos maravillosos seres sea colectiva.
La corriente marina que se desplaza hacia el norte me sirve de autopista. En aguas chilenas queda atrás el estrecho de Magallanes que fueron mi hogar de alimentación por unos meses. El norte me espera.
El viaje es largo y no hay tiempo que perder. Entre todas mis parientes lejanas, somos nosotras, las yubartas del pacífico sudeste, las que realizamos la migración más larga sobre todos los océanos de todo el mundo, desde esta región polar hasta los cálidos mares ecuatoriales. Esta vez, en tan solo cuatro meses estaré sobre la costa de algún pequeño pueblo colombiano, que me acogerá por unos meses en los preparativos de mi nacimiento. Un grupo grande viaja conmigo; algunas de mis amigas también preñadas y un grupo de machos fuertes en busca de fecundar, también realizan la travesía. Mi gran amiga de toda la vida, Fecunda, viaja a mi lado al igual que sus seis ballenatos que ha tenido. Yo nunca he tenido crías, es mi primera vez y estoy ansiosa. Viajamos sin parar día y noche y las amenazas que se presentan durante el camino año tras año aumentan cada vez mas.
El agua un poco más tibia nos recibe en la Isla de la Plata, en Ecuador. Varias ballenas del grupo migrante se quedan sobre estas costas pariendo y amamantando a sus crías, otras decidimos seguir más al norte, hacia las aguas tranquilas en las costas del pacífico colombiano.Los enmalles de los animales sapiens creados para el exterminio de toda vida marina, se cruzan en nuestro camino. Uno de los ballenatos que viaja con nosotros, enredó su aleta pectoral derecha en una red de pesca en la anterior peregrinación y aún la conserva. Su nado cada vez se le dificulta más. Tal vez este sea su último viaje; su travesía de retorno se ve amenazada.
El amanecer ilumina mi llegada. Agua cálida y el sonido de un fuerte coletazo sobre la superficie solo indican una cosa: el viaje ha terminado. El recorrido de unos 8.000 kilómetros desde las gélidas aguas que emprendí hace ya cuatro meses tiene su fin. Algunos ha preferido seguir un poco más al norte, Golfo de Tribugá, Nuquí, Bahía solano e incluso el Golfo de Chiriquí, en Panamá. Yo por lo pronto, expongo mi cara fuera del agua y me oriento: El pacífico colombiano me da la bienvenida. Con menos de tres toneladas de peso perdidas a causa del viaje, Fecunda y yo estamos ya en cercanías de Bahía Málaga, donde construiremos nuestra guardería durante los próximos días. Son aguas poco profundas y libres de depredadores.
Inicia la temporada de reproducción y los músicos de la más mágica sinfonía circense apenas se preparan. Coletazos, saltos, aletazos. Exposiciones de cola, cabeza, aleta dorsal; giros, flotación y resoplidos. Toda una ceremonia danzante de cortejos por parte de los machos para elegir su mejor pareja, recuperar su jerarquía o simplemente para limpiar sus pieles, da inicio a la función. Afuera, unos pocos animales racionales disfrutan con nuestro baile.
Una noche larga llena de contracciones musculares y tras emitir un fuertes sonidos durante el nacimiento, la luz del sol ilumina mis aletas que abrazan mi nueva cría. Es una hembra saludable y estoy feliz. Malagueña será su nombre, en honor a la bahía que la adoptó para nacer. Con sus 4 metros y alrededor de 1 tonelada, es mi primer ballenato. Revolotea, nada, aletea, resopla; está feliz. Sus protuberancias carnosas en el rostro, su gran cuerpo gris oscuro en el dorso combina con el más lúcido blanco de sus aletas pectorales; sus casi 400 barbas a en sus maxilares apenas se observan y su aleta dorsal única, hacen de este nuevo ser uno de los mamíferos más majestuosos sobre las aguas de este imponente planeta azul. Me siento orgullosa de pertenecer a esta pequeña gran familia, eliminada poco a poco año tras año.
Diariamente, unos 600 litros de leche consume; debo amamantarla y protegerla los próximos días, hasta que sus pulmones se desarrollen mejor y podamos emprender juntas el viaje de regreso en busca de alimento. Con mi cabeza la ayudo a sostenerse sobre la superficie para que pueda respirar. Pronto lo hará por sus propios aleteos. Un macho adulto me escolta cumpliendo una labor protectora.
Aumentan los visitantes humanos que visualizan nuestra danza. Algunos sin conciencia protectora golpean el agua fuertemente, nos lanzan objetos, prenden los motores de sus embarcaciones muy cerca interrumpiendo nuestra tranquilidad. Otros perplejos contemplan nuestra magnitud, nuestra magia pero ante todo, nuestra inocencia.
La temporada sigue en intervalos de 20 días por sector y mientras unas ballenas dan a luz a sus pequeños, otras en cambio se aparean haciendo su mejor esfuerzo por mantener vigente nuestra raza, nuestra especie. Fecunda, con sus crías desarrolladas durante los últimos años, se ha dejado seducir por un fuerte macho y en unos meses, de retorno a éstas aguas, estará sumando un nuevo ballenato más, ojala no sea un ser vulnerable ni en riesgo de desaparecer.
La temporada termina. Hay que alcanzar la Antártida a tiempo para el verano. Malagueña se encuentra preparada para su primer viaje de más de 8.000 kilómetros, un viaje que depende que un océano saludable durante todo el camino, pero desafortunadamente no fue así. Este viaje será memorable por las violentas imágenes que mi hija grabará en su retina.
De regreso sobre la ruta migratoria que nos lleva al sur en busca de alimento, un enorme buque factoría, seguidor de cetáceos mediante el sangriento pretexto de caza con fines científicos, ha lanzado de nuevo su peligroso y temido arpón explosivo sobre nuestro grupo. Siento un fuerte dolor que atraviesa mis pulmones, esta vez, y para desgracia de mi hija y la felicidad que sentía al tenerla, soy yo la víctima.
Un fuerte estallido resuena en mi interior, el arpón ha detonado. Han sido destruido mi tórax y órganos cercanos. La sangre conducida a través de mis venas a perdido su rumbo y se desvía hacia cualquier parte de mi cuerpo. Un tono rojizo se mezcla con la transparencia del mar. Me desangro.
El futuro de mi solitaria Malagueña quedó a la deriva; solo espero que su final, el de Fecunda y el de todas las ballenas no sea como el mío, asesinada por el hombre.
He lanzado mis dolorosos sonidos al mar narrando esta pequeña historia durante los momentos agonizantes cercanos a mi muerte. Ojala algún ser pensante no asesino la escuche y la pueda transmitir. Solo ustedes, seres inteligentes, invasores y destructores de todo medio ambiente, pueden evitar nuestra desaparición y la conservación de este majestuoso milagro llamado TIERRA. Es tiempo y es ahora.
De mi último aliento, brota este deseo: Solo espero que mi hija sea presa, pero de la más majestuosa libertad.!
Documental HOME, Yann Arthus-Bertrand //// Documental TIERRA, La película de nuestro planeta, www.loveearth.es, BBC Worldwide. //// Lilián Flórez-González, Isabel Cristina Ávila, Juan Capella Alzueta, Patricia Falk F., Fernando Félix, Jorge Gibbons, Héctor M. Guzmán, Ben Haase, Julio César Herrera C., Viviana Peña, Luis Santillán, Isabel Cristina Tobón B., Koen Van Warebeek. 2007. Estrategia para la conservación de la ballena jorobada del Pacífico Sudeste. Lineamientos de un plan de acción regional e iniciativas nacionales. Fundación Yubarta. Cali. Colombia. 106 p. //// www.eltiempo.com //// www.colombiaporlasballenas.org //// www.wwf.org.co //// www.elperiodico.com.co //// www.natgeo.tv //// www.panda.org //// www.opepa.org //// www.ecuadoroutes.com/ecuador-viajes //// www.elespectador.com //// Diversos artículos virtuales: Fundación Yubarta //// www.semana.com //// www.reddeconservacionmarina.ning.com //// www.bioculturismo.com //// www.greenpeace.org/chile
12 comentarios:
...maravillos, sencillo, transparente y cargado de sentimiento es este escrito, replica de lo que tu eres día a día...un hombre cargado de sensibilidad humana...estrellas de agua para ti...
sorprendente que tu hayas estado ahi!!! increible!!!!yo lloraria y saltaria de la emocion al ver esos animales tan admirables por que solo los he visto en animal planet.
felicitaciones..........
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